Autoestima: ¿causa o consecuencia de los logros?

Autoestima: ¿causa o consecuencia de los logros? Ideas y reflexiones de los capítulos 6 y 7 del libro “The Myth of the Spoiled Child” de Alfie Khon

A continuación comparto algunas ideas sobre autoestima presentadas en este libro con algunas relfexiones personales.

¿Es importante el autoestima?

Los psicólogos, teóricos e investigadores reconocen que la autoestima y el cómo las personas se ven a si mismas tiene gran significado e importancia. Las investigaciones no han logrado determinar con exactitud las causas y efectos de la autoestima. Si se sabe que los adolescentes con baja autoestima tienden a tener peor salud física y mental, peor perspectiva económica y mayor tendencia a conductas criminales en la etapa adulta. Esto nos lleva a reconocer la necesidad de abordarla de manera efectiva y a tiempo.

Al hablar de autoestima, nos referimos al sentimiento de amor o valor propio y parece algo fácil de lograr. Sin embargo, padres y educadores enfrentan dificultades al intentar ayudar a los niños y jóvenes a desarrollarla de manera sana. No siempre tenemos las herramientas para hacerlo e incluso nosotros mismos, los adultos, necesitamos ayuda con nuestra propia autoestima. No es tan sencillo.

¿Tengo autoestima porque me va bien en lo académico o me va  bien porque tengo una sana autoestima?

Escuchamos a muchos decir “autoestima no es la causa del logro, es el resultado”. Sin embargo, esto no se ha demostrado y es más complejo de lo que parece. Tal es el caso del desempeño académico y la autoestima. No se ha demostrado relación significativa entre ambos y no se sabe a ciencia cierta si una es causa de la otra. Según este autor, lo que si predice el desempeño es el enfocarnos en la capacidad del niño en un área determinada. La capacidad se refiere al saber, saber hacer, al ser y al convivir.

En un estudio realizado por un grupo de australianos se puso en alerta que es contraproducente ignorar como los niños se sienten consigo mismos y con lo que hacen, enfocándose sólo en que tan bien lo están haciendo. Sin embrago, en muchos hogares y en muchos centros educativos continuamos viendo una presión a niños y jóvenes para que “lo hagan bien” sin importar como se sienten. Se evidencia a menudo un enfoque en sobresalir a toda costa. Olvidamos al ser humano, sus necesidades reales y sus emociones.

¿Condicionamos la autoestima?

La idea de autoestima incondicional consiste en permitir a los niños sentirse bien consigo mismos por “ninguna razón”, solo por ser ellos mismos. Esto no significa dejar de retarlos y motivarlos a ser mejores personas. De hecho, al sentirse genuinamente bien, tendrán mayor deseo de aprender, de mejorar, de crecer y desarrollarse.

Aunque es normal que a veces nos sintamos mejor o más felices cuando tenemos logros y peor o más tristes cuando fracasamos, es preocupante cuando estos sentimientos son permanentes y no temporales. Cuando la autoesima depende de cualquier factor, es decir cuando solo me siento bien conmigo mismo si sucede u obtengo algo, es un autoestima condicionada.

La autoestima condicional es el resultado de haber sido estimados por otros de manera condicionada. No es apropiado que el niño piense que tiene que “ganarse” el sentirse bien consigo mismo. Las investigaciones demuestran que la condicionalidad es una receta para la disfuncionalidad. Lamentablemente, es común que niños y jóvenes sean víctimas de la crianza que promueve este tipo de autoestima.

La mejor receta: el amor

Los niños no solo deben ser amados, sino que deben saber que nada de lo que hagan va a cambiar el hecho de que son amados. Las personas que no consideran que su autoestima depende de su desempeño o de sus logros, estarán en mejor capacidad de enfrentar los fracasos como situaciones temporales o problemas a resolver y no como una catástrofe. Tendrán más seguridad en si mismos y mayor deseo de superación.

El determinante crucial de la estabilidad es el amor incondicional. Es una creencia sólida en uno mismo, un sentimiento de que soy competente y de valor, aún cuando me equivoco o cometo errores. Esta es la base de una autoestima estable, la cual a su vez tiene ventajas psicológicas y sociales.

Las personas seguras y saludables son divertidas, flexibles, abiertas a nuevas experiencias y al autodescubrimiento, obteniendo satisfacción del proceso en vez de siempre enfocarse en el producto o resultado.

Recomendaciones finales:

  • Abordemos la autoestima a tiempo y de manera apropiada.
  • Evitemos condicionar nuestra autoestima y la de nuestros hijos.
  • No vinculemos la autoestima de nuestros hijos con el desempeño académico ni con productos o resultados deseados por nosotros.
  • Amemos genuinamente e incondicionalmente a nuestros hijos, sin manipular ni chantajear, sino acompañándolos en su proceso de crecimiento, desarrollo y aprendizaje.
  • Enfoquemos la autoestima como el propio valor no como la necesidad de ser mejor que nadie.

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