La verdad más allá del fracaso escolar

 

Por Ana G. Cabrera y Nicole Márquez

La repetición de un curso es una situación que se ve frecuentemente en las escuelas y que suele estar justificada por diferentes razones como: el abandono escolar, fracasos académicos, problemas sociales, etc.
No obstante, para hablar de la repetición primero debemos saber qué significa y cómo afecta este factor a los y las estudiantes. La repetición es un fenómeno que generalmente se da más en las personas con escasos recursos, ocurriendo mayormente por abandono escolar, ya que estos empiezan a trabajar para poder colaborar con su familia y mantenerse a flote, acciones que suelen llevar como consecuencia la disminución o eliminación de sus oportunidades educativas.
En el caso de repetición, lo que las escuelas tienen como intención y entienden correcto es que, al darles esta segunda oportunidad de repetir el curso, están dándoles una oportunidad educativa para que no abandone los estudios y pueda seguir adelante. Sin embargo el problema de esta situación yace más allá de la sobreedad en el curso repetido, sino más bien en las dificultades que se le presentan a los estudiantes que se ven en estado de “fracaso escolar” y lo que esto representa para el sistema educativo. Al verse en esta situación los docentes generalmente no le brindan la dedicación y atención necesaria para que el estudiante realmente adquiera la motivación suficiente para seguir adelante y aprender. En estos casos los estudiantes suelen ser juzgados, tanto por los demás niño/as como por los mismos profesores.
Por lo tanto, es importante revisar los diferentes factores a tomar en cuenta al momento de afirmar si un proceso de repetición es necesario o no. Además, la principal pregunta que debemos hacer es: ¿el problema está en el alumno o está en el sistema educativo?. Si bien es cierto que existen casos en donde los alumnos tienen ciertas dificultades, esto no significa que sea culpa de él o ella, es un ser humano con diferencias al actuar, pensar, sentir y procesar como cualquier otro. No obstante, el sistema educativo y por ende los docentes, no reciben las capacitaciones necesarias para sobrepasar situaciones que salen de lo conocido en el aula tradicional, tales como el mismo fracaso escolar, la diversidad funcional, las diferentes etnias, diferencias económicas, y demás. Por esta razón, es común ver profesores frustrados, desmotivados e impacientes en el aula, pues no se sienten en total disposición para cumplir su función de manera exitosa.
Por otro lado, cuando se habla de abandono se puede entender con esta palabra que la elección de dejar o abandonar la escuela lo hace la niña o el niño por razones personales o de carácter socioeconómicos, cuando en realidad, muchas veces los alumnos se ven obligados por el sistema escolar a abandonar sus estudios o a esperar un tiempo para volver a tomar el mismo curso debido a que se da este factor de “repitencia” en donde se ven los objetivos del curso de una manera muy cuadrada o muy poco flexible, en donde todo tiene un punto final, y si el o la estudiante no llega a dicho punto, éste tendrá que repetir el curso “porque no es lo suficientemente maduro/a para comprender los temas que se están dando en el momento”. Es a través de este factor que algunas escuelas argumentan que se ofrecerán “nuevas oportunidades educativas”, o que habrá una “inclusión verdadera”, cuando realmente lo que hacen es que terminan llevando a cabo otros factores que victimizan a él o la estudiante, provocando en éste último una serie de factores negativos que afectan no sólo en el ámbito económico, sino también en lo social y lo psicológico.
Cuando se lleva a cabo el abandono de la escuela para dar paso a la repetición, la realidad es que se está transitando el mismo camino erroneo otra vez, en donde proponen un supuesto cambio, pero que en realidad están presentando una variedad de lo mismo en diferentes formas, lo mismo una y otra vez (ya sea con más tareas, horas extra, clases “preparatorias” para el estudiante, etc.), lo cual explica por qué aún con la repetición de curso los datos de investigaciones muestran que estos niños y niñas siguen manifestando bajas calificaciones en comparación con otros estudiantes que no repiten curso dentro de la misma escuela, y otras escuelas diferentes con reglas y sistema escolar diferente. Esto es lo que nos lleva a la supuesta inclusión que plantean las escuelas, pero que una vez dentro de la misma, algunos estudiantes por “ser diferentes” se ven marginados o separados y los docentes actúan de manera indiferente dejando al niño o niña “que resuelva como un toro” o “resolviendo como pueda”, como si todas las personas del mundo fueran igual, como si fueran máquinas compuestas bajo el mismo código.
Debemos recordar que la inclusión escolar es un derecho de la niñez y la adolescencia que debe ser fomentado y promocionado por todas las escuelas. Se debe promover una inclusión escolar que sea entonces, total, oportuna y plena, la cual implique la atención a todos y todas, antes y durante su proceso de formación escolar, en donde se brinden oportunidades equitativas que cubran las etapas y actividades del centro en el tiempo previsto y que satisfagan las necesidades básicas de cada uno del alumnado. No obstante, todo esto no será posible si no se brinda también una atención escolar plena, que afirme y consolide una educación de calidad, que tome en cuenta tanto el itinerario escolar de cada estudiante como las diversas formas de aprendizaje que tienen cada uno y una, ofreciendo así una experiencia educativa única para todos y todas, que sea de calidad, inclusiva y rica en estímulos y actividades variadas que permitan el desarrollo máximo del estudiantado.

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