Cinco formas de limitar la creatividad en le aula

  1. Restricción para inventar, crear, intentar y dar ideas

Si el aula es un espacio que limita la actividad y no brinda oportunidades de experimentar y explorar continuamente, probando las hipótesis y aprendiendo del ensayo y error, estamos en una cárcel. Las restricciones para inventar, crear y dar ideas tienen un impacto negativo en el desarrollo sano del niño y del joven. Y no se trata de promover desorden en el salón de clases. Implica generar un espacio flexible, abierto a las opiniones con reglas y limites claramente establecidos para asegurar comportamientos adecuados. Cuando el estudiante está motivado, sintiendo confianza y seguridad al actuar, se comportará mejor que cuando se siente limitado y reprimido.

  1. Enseñar para la “respuesta correcta”

Si nos enfocamos en enseñar la respuesta correcta, perdemos una gran oportunidad para que los estudiantes descubran por si mismos las respuestas, encuentren distintas soluciones y se enriquezcan unos con otros. Si promovemos la memorización para poder pasar la prueba, repetir información sin sentido o para demostrar lo aprendido, nos llevaremos una gran decepción. Si no se aprende haciendo, comprendiendo y aplicando, el conocimiento se olvida rápidamente. Enseñemos para lo desconocido, descubriendo con nuestros estudiantes el mundo que nos rodea sin perder la capacidad de asombro. La experiencia será mucho más interesante.

  1. Promover el “recordar conocimiento” 

El recordar conocimiento solo requiere que el estudiante repita información sin dar sentido, sin comprender y solo con el propósito de demostrar a otros lo que “sabe”. En el proceso educativo es mejor “generar conocimiento” a través de múltiples experiencias que el educador diseña y que requieren de participación activa con la colaboración de otros y el uso de recursos diversos. Esto se hace en contacto con el medio que nos rodea para construir un verdadero aprendizaje, conectando con nuestras experiencias previas, creando nuevas ideas y diseñando nuevas formas de hacer las cosas.

  1. Ver los errores como fracasos sin remedio

“Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones”  (Oscar Wilde)

Todos nos equivocamos. Del error se aprende a veces más de lo que aprendemos cuando todo sale como esperamos. No es saludable el querer pretender que cada estudiante haga las tareas y trabajos de manera perfecta. La perfección no existe. El proceso creativo y de aprendizaje requiere de poder hacer, intentar, probar y continuar mejorando a partir de las experiencias y de los errores. El aula debe ser un espacio “en construcción” en el que siempre hay posibilidad de equivocarnos y de encontrar nuevas respuestas y obtener distintos resultados. Es necesario enfocar los errores como oportunidades de mejora y no como fracasos.

  1. Esperar los mismos resultados de todos los estudiantes

Sabemos que cada estudiante es único, distinto a los demás. Sin embargo, muchas veces no lo tomamos en cuenta cuando asignamos trabajos, tareas y proyectos, esperando los mismos resultados de todos. La riqueza está en respetar el ritmo de cada uno, promover el aprendizaje colaborativo en el que cada estudiante aporta con sus talentos, sus experiencias y sus conocimientos. Crecemos y aprendemos en la medida en que valoramos las diferencias y la diversidad. Cuando valoro la originalidad de los trabajos durante el proceso y en los resultados, valoro la persona.

Para información sobre nuestra charla o taller “Estrategias para el desarrollo de la creatividad” en www.didactica.edu.do (tel. 809-238-5300)

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