Jugar es mucho más que diversión 

Por Dra. Margarita Heinsen

 “El niño pequeño convierte en juego todo lo que hace”

J.L. Stone y J. Church

¿Estamos sacrificando el tiempo de juego que los niños necesitan?

Ya sea por la presión académica, por exceso de actividades extracurriculares o por el estilo de vida que llevamos, los niños pasan cada vez menos tiempo jugando e interactuando con otros. El tiempo frente a pantalla ha aumentado y es frecuente ver niños desde muy temprana edad utilizando todo tipo de dispositivos. Es necesario preguntarse y observar lo que realmente están haciendo y aprendiendo mientras realizan cada actividad, incluyendo el uso de herramientas tecnológicas. Es recomendable ofrecer alternativas, otras oportunidades y actividades en las que pudieran participar, desarrollar y aprender en contacto con lo que les rodea e interactuando consigo mismos y con otros. 

El juego es una de las actividades más antiguas que existen y los niños de todas las épocas han disfrutado de jugar, siendo esta una experiencia universal a la que cada pueblo ha dado su toque individual y lo ha hecho propio. Los juegos se han convertido en parte importante de las distintas culturas y una forma de transmisión de costumbres, ideas y tradiciones de generación en generación. 

Si la actividad promueve… exploración, creatividad, resolución de problemas, comunicación, pensamiento crítico y lógico, la capacidad de escuchar y observar, tomar decisiones, observación, documentación, investigación, descubrimiento, demostración de aprendizaje, tomar turnos, aprendizaje de y con otros… vale la pena.

El aprendizaje más valioso es aquel que se produce a través del juego

El desarrollo y aprendizaje infantil están directamente vinculados al juego, ya que es la actividad natural y espontánea de todo niño. Jugar proporciona experiencias que permiten descubrirse a si mismo, a los demás y el medio que le rodea, desarrollando la capacidad de vivir en sociedad, de resolver problemas, de comunicarse y expresar necesidades, ideas, sentimientos, intereses y opiniones, así como de crear, aprender de los errores, perseverar, entre otras muchas habilidades para la vida. A esto se añade que el juego produce gran placer y puede ser terapéutico. 

El juego tiene una función educativa y es la estrategia pedagógica por excelencia en la etapa infantil. Debería ser más utilizada en todas las etapas, incluso con adultos. Jugar promueve el desarrollo de habilidades motoras, mentales, sociales, afectivas y emocionales. Facilita la construcción y reestructuración progresiva de nuestros conceptos sobre el mundo. 

Es por esto que todo educador necesita comprender la importancia y los beneficios del juego, los nuevos enfoques y descubrimientos sobre esta herramienta poderosa de aprendizaje. Debe saber y poder implementarlo de manera apropiada, asegurando el uso efectivo de juguetes y recursos, el diseño adecuado del ambiente para el desarrollo sano de sus estudiantes con intencionalidad educativa para el logro de los indicadores del Currículo. 

El juego es aprendizaje de y para la vida.

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