El comportamiento de tu hijo habla más de ti que de tu hijo

Nuestros hijos nos van conociendo a medida que crecen y muchas veces se comportan de manera diferente con el papá, con la mamá, con la abuela, dependiendo de las estrategias utilizadas por cada uno y de sus respuestas ante las actitudes y conductas que se presentan.

Aunque cada uno de nuestros hijos tiene sus características propias y su personalidad, así también irá ajustando su conducta de acuerdo a las conductas de los padres, y, a su vez utilizará ciertas estrategias para probar y lograr lo que desea, dependiendo de la experiencia con cada uno.

Nuestros hijos nos leen

Desde pequeños van observándonos y asumiendo roles, a veces de víctima si perciben que nos sentimos culpables por el poco tiempo que les dedicamos. Otras veces insistirán hasta conseguir lo que desean si saben que eventualmente cedemos y nos cansamos ante su insistencia. Otras veces manipularán a través de rabietas o de conductas agresivas si se dan cuenta que nosotros asumimos el rol de victima.

Saber esto nos lleva a observarnos mejor a nosotros mismos y a no enfocarnos tanto en las conductas de nuestros hijos como un problema. En la medida que yo me conozco y me trabajo para ser mejor padre, actuando y respondiendo con madurez, amor y firmeza, mis hijos también actuarán con madurez y autonomía sin la necesidad de manipular con conductas inadecuadas. Esto se logra en el tiempo y con la constancia, no inmediatamente.

Observemos nuestra propia conducta

Si nuestra conducta tiene tanto poder sobre la conducta de nuestros hijos, independientemente de sus temperamentos, entonces es nuestra responsabilidad como padres detenernos y pensar, buscar alternativas y no quedarnos con las mismas estrategias que siempre implementamos. Debemos tomar mejores decisiones, informadas, y que respondan a las necesidades de cada uno de nuestros hijos pues cada uno es distinto.

Nuestro estado de ánimo influye en nuestros hijos

En ocasiones nuestros hijos asumen roles que no les corresponden al vernos tristes y vulnerables, sintiendo que deben ayudarnos y cargándose emocionalmente. Nuestro estado de ánimo influye en como se sienten y comportan nuestros hijos. Es por esto que debemos evitar manipularlos o transmitirles que pueden y deben hacer algo por nosotros o que son responsables de alguna manera de lo que nos pasa. Nuestros hijos podrían llegar a sentir resentimiento, empeorando la situación y la relación.

Ayudemos a nuestros hijos a comunicarse con asertividad, a expresar lo que desean con respeto y claridad. Para esto debemos nosotros escucharlos y comunicarnos de manera efectiva, comprendiendo como nos perciben y como influimos en sus vidas.

Pensemos antes de responder o actuar

Es importante que no reaccionemos o actuemos de manera reactiva ante las conductas de nuestros hijos que nos provocan. No nos expongamos a perder el control. Es mejor solicitar un tiempo y pensar antes de actuar o responder.

Y lo más importante…

Conecta con tus hijos, interactúa de manera positiva con ellos, no importa la edad. Hablen de sus sentimientos, experiencias, conductas, preocupaciones, decisiones, en fin, de todo lo que puedan.

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